IMAGENES PERTURBADORAMENTE COTIDIANAS

EXPOSICIÓN DE GONZALO CARVAJAL

“IMÁGENES PERTURBADORAMENTE COTIDIANAS” PINTURAS

La pintura de Gonzalo Carvajal[1][1] plantea preguntas -como una crónica roja- sobre una realidad que de manera cruda se manifiesta en nuestra sociedad y que es magnificada por los medios de comunicación masiva, preguntas sobre nuestra sociedad y también sobre el rol del arte en esta realidad. La pintura en esta época de tecnología y nuevos medios de los últimos años no ha mostrado ninguna tendencia predominante que nos predisponga a una visualidad dominante.

La exposición lleva por titulo “Imágenes Perturbadoramente Cotidianas” y trata la violencia, física y psicológica, así como los abusos contra los seres humanos transgrediendo sus derechos fundamentales. Abusos que se ejecutan sobre las poblaciones, independientemente del estrato social al cual pertenecen.

En esta exposición encontramos imágenes cotidianas: el hombre en su habitación, en la hora de la colación. Trabajadores de los más diferentes oficios.

Existe una critica a los malos empleadores-empresarios que poco y nada les importa en palabras de G.C; que sus trabajadores tengan un digno pasar o una buena colación. Solo los ven como parte de un engranaje, que si falla, tiene un repuesto fácil de encontrar y a un muy bajo precio. Sin Ver”.[2][2]

La resultante de todo esto es que: genera dramas desgarradores: asesinatos parricidas, fraticidas, femicidio, suicidios, así como también situaciones recurrentes de agresiones a puerta cerrada en miles y miles de hogares que quedan atrapados en el silencio de las murallas.[3][3].

En las obras de G.C. está patente ese grito acallado que se acrecienta al generar en su mudo gesto más y más violencia. Esto es lo que G.C. evidencia en su pintura: mostrar lo que se oculta.

Esta muestra no pretende dar una enseñanza de cómo torturar o someter a la población a distintos vejámenes. Solo quiere ser una muestra de insensibilidad y desamparo en la cual está sumida gran parte de la población. Esa población que camina por las calles como si nada ocurriese, mientras sus vidas son atormentadas sin que nadie se entere y si en el calor del hogar se sabe lo que ocurre, el miedo no deja revelar lo oscuro y podrido que está todo.[4][4]

G. C., es un artista que se conduele con los que sufren esta realidad, y lo hace con tesón desde su trinchera que es el trabajo pictórico. Trabajo pictórico independiente en su creación, ajeno todos los dictámenes de academias y de tendencias del coleccionismo mercantil del arte.

De igual forma, se mantiene ajeno a las influencias de sus pares artistas-pintores como también de las elucubraciones teóricas pseudo-conceptuales.

La dinámica de G.C transgrede estos espacios y sigue fiel a sus principios en la forma de ver y aprehender el mundo, sin velos de falsa alegría, carece de todo disfraz y afán de ser complaciente con el espectador que visita su obra.

G.C. asume la violencia cotidiana y la devela tal cual la vive o experimenta.

G.C. es un artista autodidacto que no pierde su centro entre las múltiples oportunidades que tiene el artista contemporáneo en una ciudad como Valparaíso. ciudad que se vislumbra como un campo de oportunidades para quienes cultivan la cultura del ocio y que conciben su quehacer como una oportunidad empresarial de venta ante un mercado incipiente en una ciudad Patrimonio de la Humanidad Capital Cultural y Legislativa. Una ciudad con oportunidades mayores por su tradición de Puerto y como tal, abierta a las manifestaciones de espíritus creativos e inquietos que la habitan y la visitan. Ha sido denominada como ciudad de poetas, artistas, escritores, viajeros, aventureros donde también cabe uno que otro despistado o desadaptado.

En la pintura actual y en la de G.C. todo vale.

Se puede observar en su trabajo y desde su propio conocimiento y espesor intelectual, una que otra referencia a artistas del arte mundial y contemporáneo pasado y reciente. Entre estos cabe mencionar los retratos que recuerdan a James Ensor y sus Mascaras; a un Jean Michael Basquiat, talento precursor del Grafiti llevado desde las calles de Nueva York a los espacios de exhibición más connotados y vanguardia. De igual modo, me parece también visualizar la presencia de Jean Dubuffet con sus temas de marginados y enfermos mentales, que trabaja con los sentimientos del hombre más degradado. Me parece también notable las asociaciones con la obra de los “Paseantes Nocturnos” y que de alguna forma se emparentó con el retrato de Grant Wood titulado “Gótico americano” de 1930.

1930 fue, sin duda, un año de convulsiones y movimientos sociales, producto de la gran depresión económica surgida en Estados Unidos de Norteamérica y con efectos mundiales.

La gran depresión en Estados Unidos, interpretada en su esencia se traslada a nuestra época igualmente convulsionada con altas tasas de desempleo, ahondada por los desastres medioambientales que afectan a una naturaleza cada vez más indemne a la expoliación que de ella hace el hombre en su afán de enriquecimiento y ansias de poder.

G.C. apela a una verdad al igual que lo que hubiera representado aquel cuadro de Wood.

G.C. con sus imágenes muestra un escenario regional que da cuenta tanto de la verdad de sì mismo como del sufrimiento de los demás. Interpreta y busca alumbrar con su verdad los oscuros laberintos de la mente humana.


ARNOLDO CARVAJAL LETELIER
VALPARAÍSO/CHILE 2010